El Camino a la Felicidad en más de cien idiomas para poder llegar a los diversos pueblos en casi 200 naciones y finalmente llegar a un total de más de 100 millones de ejemplares en manos de lectores de todo el mundo.

El Camino a la Felicidad

Todas las culturas de todos los tiempos han dependido de un código moral para proporcionar directrices amplias de conducta que favorezcan el acuerdo social y la supervivencia. Aun cuando mucho de lo que aparece en estos códigos morales del pasado puede no parecer particularmente relevante para el siglo XXI, cuando estos se escribieron eran completamente relevantes. Ayudaron a asegurar la continuación de la familia, el grupo y la nación. Proporcionaron los medios con los que la gente mantuvo los principios básicos de honestidad y confianza mutua. En resumen, el código moral suministraba los principios predominantes mediante los que los hombres podían vivir de manera pacífica, próspera y en armonía unos con otros.

Para el comienzo de la década de 1980, sin embargo, como lo expresó el Sr. Hubbard tan directamente, el mundo se había convertido en una verdadera jungla. Los indicios estaban en todas partes. “La codicia es buena”, se convirtió en el lema popular de moda, mientras se hacían fortunas escandalosas mediante la manipulación de las acciones de inversión y fraude. Si el arte y el espectáculo eran un reflejo de la realidad, entonces los años 80 marcaron el inicio de una era de violencia gráfica y en verdad aterradora. De la misma manera, quién puede olvidar lo que la década de 1980 significó en términos de violencia en los barrios urbanos donde niños de trece y catorce años asesinaban a sus compañeros, sin inmutarse. De ahí el regusto escalofriante de los términos que se desarrollaron para describir la violencia.

Fue a la vista de este panorama de ausencia de moralidad que L. Ronald Hubbard presentó su librito El Camino a la Felicidad en 1981. Como de costumbre, su enfoque fue amplio tanto de forma histórica como cultural. De la misma forma en que los individuos de las culturas antiguas necesitaban de un código moral que les ayudara a mantener su estructura, del mismo modo, afirmó que los miembros de nuestra sociedad necesitaban uno, ya que los antiguos valores se habían roto y aún no habían sido remplazados por nuevos valores y al mismo tiempo los códigos basados en las religiones de épocas pasadas exigían una fe que muchos ya no podían encontrar en sí mismos. También concluyó que no eran fiables las teorías que defendían que los niños asumían de forma natural un punto de vista moral y más fiable. Así pues, escribió El Camino a la Felicidad.

Las tres ediciones de El Camino a la Felicidad de L. Ronald Hubbard: libro en cartoné, librito y libro en forma de película

Esta obra es el único código moral dirigido a una sociedad pragmática, de alta tecnología y sumamente cínica. Es la primera obra de su género basada totalmente en el sentido común, y es de naturaleza totalmente no religiosa. No tiene ningún otro propósito más que el de incitar el sentido común de los lectores, y está diseñado para ayudarles a aplicar realmente estos preceptos en su vida diaria. Por debajo de las muchas diferencias de nacionalidad, políticas, raciales, religiosas o de otro tipo, cada uno de nosotros como individuos debe abrirse su propio camino en la vida. El Camino a la Felicidad enseña que tal camino puede mejorar si los preceptos que presenta se conocen y se usan.

La vida en una sociedad inmoral puede ser mucho más que solo difícil, ya que incluso los valores humanos más fundamentales se ridiculizan. Para contrarrestar tales tendencias morales en decadencia, El Camino a la Felicidad del Sr. Hubbard contiene 21 preceptos y cada uno constituye una regla para la vida, pertinente a cada una de las personas de nuestra comunidad global. De hecho, en la actualidad se han puesto en circulación más de cien millones de ejemplares del librito en más de doscientos países y en cien idiomas, y esto no parece tener fin. Hasta el día de hoy, esta obra ha recibido dieciséis reconocimientos del Congreso de Estados Unidos y ha sido apoyada con entusiasmo por la policía, dirigentes civiles, hombres de negocios y educadores. Forma la base de campañas que han tenido un enorme éxito como: “Da un buen ejemplo” y “Saca las drogas de las escuelas”, que alcanzaron cerca de doce millones de estudiantes, padres y maestros estadounidenses en más de 12 000 escuelas primarias, secundarias y preparatorias. Estas campañas, a su vez, han recibido el apoyo de más de 90 gobernadores y legisladores estatales, al igual que de directores de programas estatales antialcohol y antidroga, y de departamentos educativos en cientos de comunidades a lo largo de todo Estados Unidos.

“La felicidad se encuentra en emprender actividades que valgan la pena. Pero solo hay una persona que, desde luego, puede decir lo que le hará feliz a uno: uno mismo”.

Los elogios son bien merecidos. Una escuela de Ohio, por ejemplo, antes de su participación en el programa de El Camino a la Felicidad, había sufrido por el consumo de drogas así como por violencia común, mientras el nivel de lectura de sus estudiantes era menor a la media nacional. Después de un programa de dos años con El Camino a la Felicidad, pudo comprobarse que estas tendencias habían cambiado de forma impresionante. Se declaró que la escuela había quedado libre de drogas y el nivel de lectura se elevó muy por encima de los promedios nacionales.

De la misma manera, durante los disturbios en la zona central del sur de Los Ángeles, se comprobó que la distribución de El Camino a la Felicidad tuvo profundos efectos. Por ejemplo, después de que los miembros más empedernidos de una pandilla leyeron (o se les leyó) El Camino a la Felicidad, de forma voluntaria limpiaron los grafitis de 130 edificios de su vecindario, mientras distribuían cientos de libritos a los vecinos. El librito también inspiró campañas de reparto de comida y acciones de limpieza después de los disturbios de Los Ángeles en 1992, así como después del terremoto de 1994 en esta misma ciudad. Un líder de la comunidad de la zona central del sur de Los Ángeles que encabeza la organización llamada “Los Padres de Watts” dijo: “Hemos estado regalando este libro durante unos dos o tres meses. En este tiempo no ha habido ningún otro cambio en la comunidad más que la entrega de este libro y realmente hemos visto un cambio que debemos atribuir a El Camino a la Felicidad”.

Preceptos Morales de El Camino a la Felicidad

1. Cuida de ti mismo.

2. Sé moderado.

3. No seas promiscuo.

4. Ama y ayuda a los niños.

5. Honra y ayuda a tus padres.

6. Da buen ejemplo.

7. Busca vivir con la verdad.

8. No Asesines.

9. No hagas nada ilegal.

10. Apoya a un gobierno ideado y dirigido para todo el pueblo.

11. No dañes a una persona de buena voluntad.

12. Salvaguarda y mejora tu entorno.

13. No robes.

14. Sé digno de confianza.

15. Cumple con tus obligaciones.

16. Sé laborioso.

17. Sé competente.

18. Respeta las creencias religiosas de los demás.

19. Trata de no hacer a los demás lo que no querrías que te hicieran a ti.

20. Intenta tratar a los demás como querrías que ellos te trataran a ti.

21. Florece y prospera.

Los títulos de los 21 preceptos: Con el texto completo que acompaña a estos preceptos, a los lectores se les presenta nada menos que una guía completa a la vida y por lo tanto lo que de hecho constituye un Camino a la Felicidad

Internacionalmente, El Camino a la Felicidad del Sr. Hubbard ha demostrado ser también un significativo catalizador para un cambio positivo. En el municipio de Soweto, Sudáfrica, por ejemplo, una campaña basada en el principio “Protege y mejora tu medio ambiente” recibió el apoyo de la mayor cadena alimenticia del país y de dos grandes sindicatos obreros después de que la distribución del librito hubiera mejorado de forma espectacular las relaciones comunitarias. Como explicó un residente: “La tasa de violencia ha disminuido tanto que ahora hemos aprendido a sentarnos juntos y compartir nuestros puntos de vista. Esta relación es el fruto de sus maravillosos libritos”. Otra campaña en la ciudad Sudafricana de Pietermaritzburg demostró ser tan exitosa en aliviar la tensión racial, que la policía de Sudáfrica solicitó 114 000 copias de El Camino a la Felicidad; uno para cada oficial en todo el país. Del mismo modo adoptando el librito por completo están las Iglesias Anglicana y Pentecostal de Sudáfrica en la provincia de Gauteng en la parte este de Ciudad del Cabo.

Hay mucho más. El Departamento de Policía de la ciudad de Moscú tiene copias de El Camino a la Felicidad con un prefacio que dice: “Este libro se lo recomienda el Departamento de Policía de la ciudad de Moscú con la esperanza de que le ayude a lograr una vida mejor y más feliz”. Además, este librito lo reimprimió el periódico más grande de la ciudad por el simple hecho de que frecuentemente ha demostrado ser una influencia que calma a las poblaciones inquietas. Por citar solo dos ejemplos: en este momento está teniendo lugar una distribución nacional masiva de libritos de El Camino a la Felicidad en Tailandia, con el fin de apaciguar la violencia política, mientras en el Congo, su efecto ya ha llegado a las milicias rebeldes, causando incluso que un grupo depusiera las armas.

Por todas las razones anteriores y más, El Camino a la Felicidad se ha convertido en un movimiento por derecho propio en Colombia. Declarando que la raíz de la violencia colombiana se encuentra “no en la política, sino en el alma de nuestra gente”, los editores de El Tiempo reimprimieron selecciones del librito para calmar los disturbios generales. Con el mismo propósito, los comandantes de la policía colombiana ordenaron que se distribuyeran ejemplares del librito entre los soldados destacados en las zonas con problemas narcopolíticos. Incluso el coordinador nacional de la rama del departamento de policía especialista en criminalidad juvenil dirigió la distribución a través de unas cuarenta unidades de patrulleros. El Ministro de Educación posteriormente autorizó los libritos como un recurso adicional educativo para todos los planes de estudio de enseñanza primaria. A partir de entonces y de forma directamente coincidente: el asesinato relacionado con las drogas se desplomó hasta alcanzar su punto más bajo en décadas.

Hoy indudablemente, el ataque popular contra el deterioro de la moral es omnipresente en la sociedad colombiana. Casi todos los referéndums políticos lo mencionan y ha sido motivo de gran cantidad de artículos, libros y reportajes. Hasta qué punto este grito a viva voz por un resurgimiento moral ha sido provocado por el trabajo del Sr. Hubbard es, por supuesto, difícil de decir. Pero con su libro de El Camino a la Felicidad ha marcado claramente un nuevo rumbo hacia la paz, una mayor tolerancia y confianza entre la gente. 

La Fundación Internacional del Camino a la Felicidad en Glandale, California, donde se coordina una distribución global a más de doscientas naciones y a más de cien millones de personas